
A priori podríamos llegar a pensar que una persona perfeccionista alcanzará mayores éxitos a lo largo de su vida, sin embargo el perfeccionismo llevado al exceso puede traer más problemas que ventajas.
Perfeccionismo desde el punto de vista de la Psicología
Cuando el perfeccionismo es llevado a tal extremo que se convierte en una patología en sí mismo, podemos hablar de “Síndrome del Perfeccionista” o “Trastorno Anancástico de la Personalidad”.
Además, el perfeccionismo está relacionado con distintos trastornos de la conducta alimentaria, la depresión y la ansiedad. También suele ser una característica muy común en personas que sufren de trastorno obsesivo compulsivo, ansiedad social y trastorno de pánico.
El perfeccionismo también suele ser una característica común y extendida tanto en adultos como en niños con altas capacidades. En este sentido, cuando el perfeccionismo es extremo puede llegar a afectar negativamente a la gestión de esas capacidades intelectuales.
¿Por qué se produce el perfeccionismo?
Las causas de tales trastornos no están claras y siempre hay que hacer una doble alusión tanto a factores genéticos como ambientales. En este sentido puede existir una predisposición genética a desarrollar este problema pero son los factores ambientales los que deciden en última instancia que el trastorno acabe manifestándose.
Existen distintas causas relacionadas con el contexto tanto familiar como social en el que se desarrolla una persona que pueden desencadenar en una personalidad perfeccionista:
Contexto demasiado elogiador: Los niños que están acostumbrados a recibir constantes elogios por su trabajo (tanto en la escuela, en actividades deportivas o en el hogar) tratarán de mantener esta situación realizando un desempeño lo más perfecto posible.
Humillaciones constantes: En el otro extremo del contexto elogiador, podemos encontrar la situación de un niño que recibe humillaciones constantes. Esta situación le lleva a desarrollar perfeccionismo para evitar que se produzcan y además ser aceptado.
Triunfos familiares: Los éxitos de padres o hermanos pueden llevar a una persona a convertirse en alguien muy perfeccionista con el objetivo de imitar o “estar a la altura” de ese familiar. Independientemente de que existan estos éxitos, el hecho de contar con más personas perfeccionistas en el hogar, aumenta las probabilidades de que alguien desarrolle una personalidad perfeccionista.
Baja autoestima: Los sentimientos de inferioridad pueden llevar a alguien a desarrollar perfeccionismo con un afán compensatorio. Esto ocurre especialmente cuando dicha autoestima depende de la aceptación externa.
La sociedad: Vivimos en una sociedad muy competitiva en la que los estándares de perfección cada vez se sitúan en cotas más altas y difíciles de alcanzar. El llamado “perfeccionismo social” supone que una persona es aceptada solamente cuando cumple estándares de perfección irrealistas que son impuestos por los demás.
La paradoja de la meta inalcanzada
Una de las características negativas del perfeccionismo es la dificultad por alcanzar metas valiosas por la persona. Esto se entiende bien mediante la paradoja de la meta inalcanzada que explica que una forma de pensamiento perfeccionista supone un gran obstáculo para conseguir distintos objetivos vitales.
La paradoja reside en el hecho de que por un lado, la búsqueda incesante de la excelencia nos permite avanzar pero por otro lado también nos puede paralizar y generar estrés y emociones negativas. Esto también recibe el nombre de “parálisis por excesivo análisis”, ya que cuando perdemos tiempo organizando y analizando el camino que nos conduzca al resultado más perfecto posible, entramos en la zona negativa del perfeccionismo.
Perfeccionismo y Baja Tolerancia a la Frustración
Cuando una persona se siente tremendamente incómoda ante el fracaso y la frustración, desarrollará una personalidad perfeccionista con el objetivo de minimizar al máximo cualquier posibilidad de fracaso.
Cómo convertir el Perfeccionismo en una Virtud
Cambia tu diálogo interno: Comienza a sustituir los “debería” por términos más flexibles y ajustados a la realidad como por ejemplo “me gustaría” o “preferiría”. Cuando las creencias absolutistas no se cumplen desencadenan emociones negativas, por esta razón es conveniente que comiences a eliminarlas de tu vida.
Deja que los grises entren en tu vida: Las cosas no son cuestión de “Todo o Nada”, ni de “Blanco o Negro”. Existe todo un mundo intermedio de grises entre ambos extremos y es precisamente en este lugar donde se ubica la realidad. Cuando algo no es perfecto no quiere decir que sea malo.
Huye de la sobregeneralización: Evita los “siempre” o los “nunca” y deja lugar a los “de vez en cuando” o “en ocasiones”.
Divide tus metas en tareas más pequeñas: Esto te ayudará a luchar contra la “parálisis por excesivo análisis” que comentábamos anteriormente. Trata de dividir tu proyecto u objetivo en mini-proyectos más pequeños que te permitirán ser más flexible durante el camino. Además esto aumentará tu perfección de autoeficacia y te dará un feedback más realista respecto a tu progreso.
Aproxímate y deja de evitar: En ocasiones las personas perfeccionistas y con poca tolerancia a la frustración prefieren evitar metas que les gustaría alcanzar en lugar de arriesgarse a fracasar en su intento por conseguirlas.
Armando Morales
Posted at 20:34h, 29 marzoArticulo muy interesante.