
El Síndrome de Ingesta Nocturna (también conocido como “Síndrome del Comedor Nocturno”) es un trastorno de la conducta alimentaria que se da con frecuencia en personas con sobrepeso y obesidad aunque también puede presentarse en personas sin problemas de peso. Fue descrito por primera vez en 1955 por Albert J. Stunkard.
¿Cuáles son las características del Síndrome de Ingesta Nocturna?
La característica principal de este trastorno consiste en la ingesta de una gran cantidad de calorías después de la cena, incluyendo la posibilidad de despertarse varias veces durante la noche para seguir comiendo.
Suele aparecer anorexia matutina durante la mañana junto a una ingesta de calorías muy reducida durante el resto del día que se va incrementando paulatinamente conforme se acerca la tarde y la noche.
En lo referente a los patrones de sueño, el trastorno suele ocurrir durante la fase de sueño no-REM y las personas que lo sufren se despiertan con mucha frecuencia durante la noche, lo cual incrementa las probabilidades de ingerir alimentos. Como consecuencia de ello, es frecuente la presencia de insomnio en las personas que presentan este trastorno.
En cuanto a su epidemiología, se sabe que este trastorno tiene una frecuencia muy baja en la población general y su prevelancia aumenta conforme se incrementa el peso de las personas.
¿Cuáles son las causas del Síndrome de Ingesta Nocturna?
Durante mucho tiempo se pensó que sus causas estaban relacionadas con los patrones de sueño ya que muchas personas con este trastorno manifestaban problemas en conciliar el sueño. Sin embargo más recientemente se ha comprobado que no existe ninguna alteración en los ritmos biológicos que controlan el sueño de las personas con este síndrome.
Se ha comprobado que la mayor parte de los alimentos que se ingieren durante un episodio de ingesta noctura poseen un alto contenido en azúcares y carbohidratos que están muy relacionados con la producción de serotonina en el cerebro. En este sentido, se cree que los pacientes realizan las ingestas nocturnas como una forma de automedicación para evitar el insomnio.
El síndrome de ingesta noctura también se ha asociado a una alteración del patrón neuroendocrino que provoca un aumento de cortisol durante la noche y como consecuencia se produce un aumento del estrés nocturno.
Por último, los factores ambientales, socioculturales e incluso genéticos también podrían estar relacionados con la aparición de este trastorno. Además, alteraciones emocionales, como son la depresión o la ansiedad, también pueden desencadenar episodios de ingesta nocturna con el objetivo de escapar de la sintomatología.
Tratamiento para el Síndrome de Ingesta Nocturna
A diferencia de lo que ocurre con los tratamientos para otros trastornos de la alimentación como son la obesidad o el trastorno de atracones, en el caso del síndrome de ingesta nocturna los tratamientos están poco desarrollados. Sin embargo sí que está demostrada la eficacia de distintas aproximaciones terapéuticas que comentamos a continuación.
Psicoeducación sobre el trastorno
Es necesario explicar a los pacientes cuáles son las características de este trastorno, su posible origen genético, las alteraciones del patrón de sueño y cómo puede llegar a afectar a su salud desde un punto de vista tanto físico como psicológico.
Contacto con un dietista
El componente educativo no se limita a comprender mejor las características de este trastorno. También es importante aprender nociones sobre proporción y composición de los alimentos con el fin de diseñar una dieta más acorde a las necesidades metabólicas y energéticas de cada paciente.
Psicoterapia
La Terapia Cognitivo Conductual es la que mejores resultados ha ofrecido a la hora de tratar este problema. Una parte muy importante de las sesiones de este tipo de terapia están dedicadas a la modificación del estilo de comer y del tipo de alimentos que se ingieren. En la parte conductual de la terapia suele ser común el empleo de control de estímulos y la aplicación de barreras para evitar el acceso a la comida
En cuanto a la parte cognitiva se suele hacer frente a las creencias irracionales que el paciente tiene acerca de la alimentación. En este sentido es muy común la creencia de que es necesario comer para volver a dormir.
Además, la Terapia de Aceptación y Compromiso, junto al Mindfulness, también ha ayudado a muchos pacientes a superar este trastorno. Este tipo de terapias buscan la aceptación del momento presente con todo lo que ello conlleva, tanto pensamientos como sensaciones y emociones, sin evitar ninguna de ellas por dolorosas o desagradables que puedan resultar. A través de la aceptación se extinguen conductas de huída o evitación, que en este trastorno en concreto suponen la alimentación nocturna.
Tratamiento Farmacológico
El tratamiento farmacológico puede suponer una ayuda para los casos más graves en los que el trastorno sea una consecuencia de la depresión o la ansiedad. En este sentido puede resultar beneficioso el empleo de medicamentos ansiolíticos o antidepresivos junto a la terapia psicológica.
Fuente: “Lecciones de Terapia de Conducta (2016) Vallejo Pareja, Miguel Ángel ; Comeche Moreno, María Isabel
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